martes, 19 de mayo de 2015

UNA PAREJA ENAMORADA

Hola a todos.
Aquí os traigo otro fragmento de Una pareja enamorada. 
Veamos cómo le ha afectado a Susan su encuentro con Gerard.

                                   Susan se negó a salir a la calle durante los días que siguieron. Se pasaba todo el día encerrada en su habitación.
                                  Kate tan sólo tenía tres criados a su servicio. Su hermano menor los contrató después del nacimiento de Susan. Tenía un jardinero, una cocinera y una criada.
-Miss Susan me preocupa-le comentó la criada una tarde a Kate-¿No le parece raro que no quiera salir a la calle? Se ha vuelto más huraña que de costumbre.
                                 La criada hacía las veces de doncella con Kate y con Susan. Se enfadaba con la joven cuando se empeñaba en salir sola a pasear.
                                Pero Susan ya no salía a pasear.
-Hablaré con ella-decidió Kate.
                                Logró convencerla de que debían de salir a la calle para visitar a la modista. Había una modista en la isla.
                                 Kate trató de animar a su hija enseñándole las telas con las que serían confeccionados sus nuevos vestidos. Pero fue inútil.
                                Susan parecía estar pensativa.
-¿No te gustaría tener un vestido de color rosa pastel?-le preguntó Kate.
                               Entre ellas, siempre había existido una excelente relación. Susan le confiaba sus secretos a su madre. Kate quería pensar que su hija la veía también como una amiga.
                              Una tarde, tomaron el té en el saloncito. Era una tarde en la que no paraba de llover. Susan respiró aliviada. No salía el Sol. Y ella tampoco salía a la calle. ¡Así no vería a aquel joven!
                                No podía quitárselo de la cabeza. Su madre no paraba de hablarle. Pero Kate notaba que Susan tenía la mente puesta en otra parte.
-Puedes contarme lo que te pasa-le pidió a su hija.
                               Pensaba que podía tratarse de un hombre. Kate podía darle unos cuantos consejos acerca de cómo se portaban los hombres con las mujeres.
-No es nada, madre-mintió Susan-De verdad...
                              Un escalofrío recorrió la columna vertebral de Kate. Susan estaba en edad casadera. Si quería, podía ser presentada en sociedad. Pero Susan creía que ningún hombre decente se fijaría en ella porque era bastarda.



                               Kate también había llegado a pensarlo.
-Se trata de un muchacho-observó la mujer.
-Madre...-titubeó Susan.
-Hija, ten mucho cuidado con quién se te acerca.
                                Era cierto que Kate quería ver a su hija casada. Quería tener muchos nietos.
                               Pero ella había tenido sus sueños. Y un sinvergüenza tuvo que aparecer en su vida para hacer añicos aquellos sueños. Lo único bueno que le había dejado había sido a Susan. Pero la historia podía volver a repetirse en su hija. Y esa idea asustaba a Kate. No podía pasarse toda la vida protegiendo a Susan. Lo único que podía hacer era hablar con ella. Aconsejarla sobre lo que debía de hacer. Preocuparse por ella.

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