jueves, 27 de agosto de 2015

UNA PAREJA ENAMORADA

Hola a todos.
Aquí os traigo un nuevo fragmento de mi blog novela "Una pareja enamorada".
Vamos a ver lo que pasa por la mente de Susan.

                                   Susan y Cassandra estaban sentadas en el sofá del saloncito de las Cole.
                                   Ambas estaban bordando. Susan estaba bordando un mantel. Cassandra, en cambio, estaba bordando un pañuelo. Debían de preparar sus respectivos ajuares de novia.
                                   Las dos chicas sentían que era una pérdida de tiempo. Ninguna de las dos se iba a casar. Cassandra estaba decidida a ingresar en un convento. Y Susan no quería ver nunca más a Gerard.
-Mis padres ya están al tanto de mi decisión-le contó Cassandra a su amiga-Dentro de unas semanas, me marcharé.
-¿Lo has pensado bien?-la interrogó Susan.
-He decidido que la Abadía de San José es un buen lugar.
-¿Y qué me dices de tu futuro?
-Dios quiere que le sirva, Susie. En el fondo, siempre supe que mi sino era ser religiosa. Pero el Demonio me tentó enviándome a sir Kurt.
-El Demonio se encargó de ese miserable. Pero tú eres ya libre.
                             Susan no recordaba el momento en el que dejó de ser niña. Nunca tuvo una niñez propiamente dicha.
                             Su inocencia...Nunca fue inocente. Después de la muerte de Lucien, la inocencia que pudo haber tenido Susan se esfumó para siempre.
-Dios ha perdonado mi pecado-afirmó Cassandra-Pero no perdonará mi pecado un hombre. Los hombres son así. Buscan una esposa virgen. Que tenga posición y dinero. Nunca querrán a una joven con un origen dudoso y que no es virgen.
                             Susan suspiró.
                             Le gustaba leer novelas sentimentales. Era como una manera de reconciliarse con el mundo.
                              Las dos jóvenes iban vestidas de blanco. Cassandra le explicó a Susan cómo reaccionó su familia adoptiva cuando les contó que iba a ingresar en un convento. No se lo tomaron muy bien. Un mechón de pelo se había escapado del elaborado moño que lucía Susan y se le iba a la frente.
                             Cassandra bordaba muy bien.
                             Susan la vio coger su taza de té para beber un sorbo.
                             Los ojos de las dos amigas se encontraron. Cassandra tenía los ojos grandes. De color negro intenso...
                              Los Baker habían procurado darle a Cassandra una esmerada educación. Ella se negó a abandonar la isla para ir a estudiar a un internado. Era feliz viviendo en aquel lugar.
-He vuelto a soñar con Lucien-le confesó Susan.
                              Cassandra se envaró al escuchar la confesión de su amiga. De las dos amigas, Susan había sido la más reservada. Cassandra, en cambio, había sido la más alegre. Susan le había advertido sobre sir Kurt.
                           


-Lucien es un buen recordatorio sobre lo que los hombres pueden hacerle a una mujer-le aseguró Cassandra a Susan.
                      Se maldijo así misma. No la había escuchado. No había prestado atención a sus consejos. Susan era muy observadora.
                      Susan había construido un muro a su alrededor por un buen motivo. No podía cometer el mismo error que había cometido Cassandra.
                      La conocía demasiado bien. Susan no debía de ser tan confiada como lo había sido Cassandra.
-No pienso volver a ver a ese hombre nunca más-le contó Susan a su amiga-No quiero saber más nada de él.
-Estás haciendo lo correcto-opinó Cassandra-Susie, no debes permitir que ese hombre se te acerque demasiado.
-He estado a punto de caer.      

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