lunes, 5 de octubre de 2015

UNA PAREJA ENAMORADA

Hola a todos.
Después de que las Musas se hayan alejado algo de mi cabeza con esta blog novela, puedo decir que retomo con más ganas Una pareja enamorada. 
¡Qué ya iba tocando!
En el fragmento de hoy, veremos un nuevo encuentro entre Gerard y Susan, después de haber estado algún tiempo sin verse. ¡Y nos vamos de Nochevieja! Aunque estemos en Octubre.
¿Qué va a pasar entre ellos?

                                Para Susan, la Nochevieja era una festividad que pasaba desapercibida. Todos los años, cenaba con su madre. Después de estar un rato sentadas en el sofá del salón, se retiraba cada una a su habitación a dormir. Cuando se despertaban, se felicitaban por el Año Nuevo. No se celebraba nada en la casa de las Cole.
                              Aquella noche, Susan fue incapaz de conciliar el sueño. Sabía que había otras casas en la isla donde se estaba celebrando aquella fiesta. La llegada del Año Nuevo...Pero ella nunca lo había celebrado. No entendía el porqué, de pronto, era tan importante para ella tener una familia. Festejar con ellos la Navidad. Nunca le había importado.
                            Susan se puso encima del camisón el vestido que había llevado puesto durante toda la cena. Se cubrió los hombros con un chal.
                           Salió de casa sin ser vista.
                           Era mentira.
                           Cuando abrazaba a su madre para desearle una Feliz Navidad, Susan echaba en falta la presencia de su otra familia. Sus abuelos...Sus tíos...
                           Gente que se preocupaba por ella. Que le hacía regalos. Que le decían lo mucho que la querían. No estaba pidiendo demasiado.
                            Pensó en Gerard.
                            Estaba dando un paseo por la orilla del río Támesis. Y, de pronto, la vino a la mente la imagen de Gerard.
                           No puedo estar con él, pensó Susan con tristeza.
                           No se atrevía a confiar en aquel joven que tan bien se había portado con ella. Los días que había pasado sin verle habían sido muy dolorosos para Susan.
                           Se detuvo en seco. Pensó en ir a verle.
                           Sin embargo, estaban allí sus tíos.
-Susie...-oyó una voz que la llamaba.
                            Y, de pronto, Gerard apareció ante la mirada atónita de Susan. Pensó en salir corriendo, pero no lo hizo. Gerard se acercó poco a poco a ella.
-¿Por qué me evitas?-le preguntó el joven con tristeza-Puede que la otra noche fuera un salvaje.
-No fue culpa tuya-respondió Susan, notando cómo la sangre se agolpaba en sus mejillas-Yo lo deseaba también.
-Nunca antes había estado con una mujer. Puedes creerme. O puedes reírte de mí. Susie, estoy enamorado de ti.
-¡No sigas hablando!
                             Susan notó cómo las lágrimas rodaban por sus mejillas. No quería escuchar las palabras de Gerard.
                             Aquel joven era demasiado bueno para ella. Los hombres así no se enamoraban de las bastardas como Susan. Sólo las querían para pasar el rato.
-A lo mejor, lo que te asusta es que he estado en Newgate-opinó Gerard-O que piensas que todos los hombres sólo buscamos una cosa de las mujeres. ¡Y eso no es cierto!
                            Gerard no quería alejarse de Susan por nada del mundo. Antes, debía de convencerla de que sus sentimientos hacia ella eran sinceros. Que la amaba por encima de todas las cosas.
-Tú tiene una familia que te quiere-le recordó Susan con voz cargada de reproche-Una familia que se preocupa por ti.
-¿Mi familia se preocupa por mí?-se sorprendió Gerard.
-Es cierto que estuviste con ellos en Newgate. Pero...
-Susie, tanto mi padre como mi tío nunca se han preocupado por mí. La vida en Newgate era una pesadilla. Mis padre sólo pensaban en comer. Pero no me daban de lo que comían.
-¿Qué me estás contando?
-Ni me defendían cuando otros presos me atacaban. Eran demasiado cobardes como para hacer algo por mí. Me veo obligado a mantenerles porque se lo juré a mi abuela en su lecho de muerte. ¿Tengo un padre? Tengo un apellido. Me parezco en el físico a él. ¿Y de qué me ha servido tener un padre? ¡Si ni siquiera se preocupa por mí! Lo único que quiere es que haga lo que él me diga. Pero eso se terminó.
-Gerard, no lo sabía. Lo siento mucho. Yo me estoy lamentando por el hecho de no tener familia. Sólo tengo a mi madre.
-Tu madre te quiere. Se preocupa por ti. Y yo también me preocupo por ti. Una familia es alguien que se preocupa realmente por ti.
                             Susan no lo había visto nunca de aquel modo. Se acercó a Gerard. Aquella noche, le conocía mejor. Veía dolor en su mirada. Determinación en su rostro...
                             Me ama, pensó con alegría. Y yo también le amo.
                             Fue Susan quién se abalanzó sobre Gerard y le abrazó con fuerza. Él acarició con las manos el cabello suelto de la joven.
-Dame una oportunidad, Susie-le pidió.
                            Ella llenó de besos el rostro de Gerard. Los dos acabaron fundiéndose en un beso largo y lleno de fervor.
-De acuerdo...-aceptó Susan, cuando se separaron.
                           Eran las doce de la noche.
                           Comenzaba un nuevo año: 1820.
                           En la ciudad de Abingdon, estaban celebrando el Año Nuevo por todo lo alto. Los fuegos artificiales iluminaron el cielo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario