sábado, 25 de julio de 2015

UNA PAREJA ENAMORADA

Hola a todos.
Aquí os traigo un nuevo fragmento de mi blog novela Una pareja enamorada. 
La relación entre Gerard y Susan sigue avanzando.

                               Susan tuvo la sensación de estar metida en un buen lío.
                               Obedeciendo a un ridículo impulso, le escribió una nota la tarde antes a Gerard pidiéndole encontrarse con él. Ahora, estaban sentados sobre la hierba, a la orilla del río Támesis.
                               Gerard la había saludado.
                               Había besado su mano con respeto.
                               Pero no le dijo lo que realmente pensaba. No le dijo que la encontraba más bella que nunca con aquel hermoso vestido. Las palabras murieron en su garganta cuando Susan hizo acto de presencia.
-Me alegro mucho de verla, miss Cole-afirmó-Había llegado a creer que me odiaba. Y no he hecho nada para merecer su odio. Entiendo lo que ha pasado. La situación que ha vivido. No debe de ser nada agradable. Pero entienda que yo no tengo culpa alguna.
-Créame-le aseguró Susan-No le odio. Me inspira simpatía. Pero...No quiero tener ningún tipo de relación romántica con usted. No me malinterprete.
-¿Por qué odia tanto a los hombres?
-No he tenido experiencia alguna con los hombres. Estoy segura de que ya habrá oído hablar de mí. No le voy a ocultar que mi madre no es ninguna viuda. Soy hija de madre soltera. Por ese motivo, la aristocrática familia de mi madre la desterró a esta apartada isla. Nací aquí y he crecido aquí. Ningún caballero honorable se acercaría a mí de saber lo que realmente soy. Usted no es ninguna excepción, señor.
-Se equivoca.
                            Gerard conocía toda la historia.
-¿Cómo dice?-se extrañó Susan-No le he entendido bien.
-Me da igual su origen-contestó Gerard con firmeza-La quiero a usted.
-¿Se ha vuelto loco?
                             Gerard pensó que había sido demasiado vehemente en su afirmación. Pero se trataba de la mujer de la que estaba locamente enamorado.
                              No podía seguir reprimiendo lo que sentía por más tiempo. ¿Por qué Susan no quería verlo? A lo mejor, ella también estaba librando una ardua batalla consigo misma. Contra lo que realmente sentía por él. Podía amarle. Podía ser correspondido por ella.
-No le culpo por juzgar por igual a todos los hombres-contestó Gerard-Pero no soy como los demás hombres. Quiero demostrárselo, miss Cole. Por favor...Déjeme que le demuestre que soy distinto.
-Conozco a los hombres como usted-replicó Susan, furiosa-Eso mismo le ocurrió a mi madre. La sedujo con regalos. Con palabras bonitas...Le hizo mil promesas.
-Su padre es un malnacido. Le deseo que esté en el mismo Infierno. Ya no es un hombre. Deshonró a una joven inocente y la dejó sola con un bebé creciendo en sus entrañas. Se convirtió en un cobarde. Aborrezco con toda mi alma a los cobardes. Usted, por suerte, es la hija de una mujer valiente. Una mujer que lo ha dado todo para que usted salga adelante. Y se parece a ella, miss Cole. Es el vivo retrato de su madre. Decidida...Fuerte...Una mujer digna de ser amada. Y yo...
                           Gerard no se reconocía así mismo. ¿Estaba tomando las riendas de su vida?
                           Cogió la mano de Susan. Se la besó con respeto.
                           Siempre había sido algo tímido. Era algo que a su familia no le agradaba.
                           Sólo hizo algo que iba contracorriente cuando decidió buscar un trabajo. En Londres, todo el mundo creía que estaba de viaje por el continente.
                            Susan creyó que su corazón saldría disparado del interior de su pecho. Clavó su mirada en la mirada de Gerard. Aquel hombre parecía ser sincero con ella.
-Por favor...-susurró-No...
                           Gerard besó varias veces su mano.
                           Las lágrimas cayeron por las mejillas de Susan. Nunca lloraba delante de nadie. Era una joven orgullosa.
                          Pero, en aquel momento, estaba haciendo algo que le desagradaba.
                          Se estaba mostrando débil ante Gerard. Le estaba enseñando su lado más vulnerable. Aquel hombre...Podía hacerle daño si bajaba la guardia.
                           Sin ser consciente de lo que estaba haciendo, Susan se inclinó hacia Gerard.
                           Depositó un beso en su mejilla.
-Susan...-le oyó susurrar.
                            Podía estar siendo sincero con ella. ¿Por qué no se daba así misma la oportunidad de conocerle mejor? ¿Por qué estaba negándose así misma lo que anidaba en su corazón? También tenía sus sueños. También quería ser amada. También deseaba enamorarse.
                           Gerard se perdió en los hermosos ojos de Susan. Su mirada se posó en los delicados labios de la joven.
                           Sin ser consciente de lo que estaba haciendo, se inclinó hacia ella. A lo mejor, Susan lo rechazaba.
-Susan...-tornó a susurrar.
                           Sus labios se posaron sobre los labios de la joven. Rodeó el cuerpo de Susan con los brazos. La estrechó contra sí al tiempo que el beso se tornaba más apasionado.
                           Más intenso...Más largo...
                          Y, para sorpresa de ambos, Susan no le rechazó.
                          Correspondió a aquel beso con igual intensidad.

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